sábado, 14 de noviembre de 2009

Los pictos


Me disculparán si me detengo aquí más de lo debido. La razón es que hay pocos pueblos que exciten tanto mi imaginación como los pictos.

¿Quiénes fueron?

Abusados hasta el cansancio por Robert E. Howard, quien en sus ciclos hibóreos de Conan el bárbaro y sus crónicas aesires los retrataba negros, los utilizó con mayor realismo en el ciclo de Bran Mak Morn (Gusanos de la tierra, Ed. Martínez Roca). Los historiadores de antaño también tenían una visión bastante deformada de esta etnia, y los retrataban como bárbaros desnudos tatuados hasta el culo, con cabezas humanas en las manos. Esta visión no es tan inexacta, pero es una exageración.

Sus creencias y cultura entraron en una licuadora con el cristianismo, los celtas, la influencia grecorromana, etc... Más aún desde que se mezclaron por obligación con los scots en el siglo IX. Es difícil hoy en día decir exactamente cómo fueron. Debemos creer a los cronistas de la época y poner en la balanza las teorías nuevas según su adecuación lógica. Luego de muchas investigaciones académicas y debates, se ha llegado a nuevas conclusiones.

El nombre "picto" proviene del original "pecht", los nórdicos les llamaban "pettr". Otros nombres que han recibido son "caledonios", "orkneys" y "broch-dwellers". Estos últimos dos conceptos los veremos más adelante. Se podrían definir, según el estupendo libro de Paul Wagner, como "habitantes del norte de Bretaña entre los años 297 y 858", cuando fueron sometidos por el rey Kenneth Mac Alphin. Los romanos pensaban que el nombre "picto" provenía de los tatuajes que tenían, mito que aún se mantiene. La verdad, es pura coincidencia, ya que todos los pueblos celtas los utilizaban.

Sus orígines son inciertos. La teoría más aceptada es que han sido descendientes de los caledonios, y por eso han recibido a veces tal apelativo. Sin embargo, también se baraja: Que han sido aborígenes pre-celtas, que han venido de Biscaya, que pertenecen a un substrato pre-indoeuropeo o, según ellos mismos, que provienen de Escitia, donde se realizaban sangrientos rituales similares a los de los pictos en su era pagana. Según el mito fundacional, llega Cruithne de Escitia, y gobierna por 100 años. Los monjes medievales insistían en que se asentaron primero en Orkney y llegaron en curraghs, porque fueron expulsados por los irlandeses, pero se llevaron mujeres consigo, lo que explica su sistema matrilineal. Esta historia se cuenta en el Duan-Gircanash, un violento poema sobre el rapto de las irlandesas.

¿Cómo vivían?

Habitaban en "brochs", edificaciones similares a castillos de 10 mts de diámetro con un pozo central. Tenían cuartos internos dispuestos en círculos y a cada piso se accedía mediante una escalera que giraba con la misma curvatura del muro exterior. Los pisos tenían un "hall" central, redondo, obviamente, en el que había una abertura circular que permitía la ventilación y el paso del humo. El techo tenía un ático. Para transportarse utilizaban ponies (garron) y caballos pesados (galloway).

Su sociedad estaba dividida en siete reinos, y dos altos reyes dominaban el norte pagano y el sur cristiano. Se distribuían en tribus, pero con un notable centralismo político. El rey recibía el nombre de "toiseach" o "mormaer", y sostenía el poder judicial y guerrero. Le seguía el tannist, o ministro. Bajo estos dos cargos desempeñaban los subregulus el dominio de las divisiones territoriales.

El clan (clann o cenedl) era la unidad básica. Había sub-clanes (septs), pero no eran independientes. Debían rendir el wergild, que era un tributo en comida para las familias de los que morían en batalla. El clan era señoreado por el Uchelwir o Daoine Uaisle, o "alto hombre". En su mano derecha, en lo cultural, judicial y religioso, tenía a los druidas, la elite culta, y en el caso de los reinos cristianos los "hombres de arte". Por debajo, estaba la clase media. Habían dos tipos de hombres libres: Ghillies y theogs, con y sin derecho a portar armas, respectivamente. A los comuneros no se les dejaba pelear y los esclavos provenían principalmente de Northumbria.


Maternidad y educación

La mujer tenía un rol central en la sociedad de los pictos. La sucesión era por linaje matrilineal, lo que explica que los reyes hayan sido elegidos por votación en base a complicadas genealogías. Gracias a esto tenemos listas exactas de la familia real a través de los siglos. Lo bueno de tener una monarquía matrilineal es que crea estabilidad y unidad.

Los niños desde pequeños eran entrenados para ser líderes. La formación se desarrollaba en el seno de otra familia, para asegurar la hermandad entre clanes. Lo más común era confiar la pedagogía en manos de bardos o druidas, pero los guerreros exitosos también tenían discípulos. En la educación, eran valoradas la cultura y la inteligencia, pero la guerra era lo primero. Por ello, se ponía énfasis en las proezas físicas. Para aumentar la agilidad en una melee, no usaban armaduras. Gustaban enormemente de juegos y competencias, y recurrían a los "24 juegos", competencias rurales y domésticas en que se medían las habilidades físicas y uso de armas.

El camino del guerrero

Los jóvenes tenían que empezar como mercenarios. A través de esta opción lograrían el reconocimiento y las riquezas que les permitieran entrar a la nobleza guerrera. La experiencia era altamente evaluada. También el mantener los juramentos era indispensable, poer lo que seguían el código de Fianna, culto pagano de la guerra similar al de los berserkers escandinavos. Los pictos eran sumamente competitivos. Por ello cortaban las cabezas de sus enemigos y las guardaban como trofeo.

Cuando se llegaba a la unidad militar primaria, que era la caballería del Rey, ostentaban cadenas doradas en el cuello. Insignia de pertenencia a la Teulu, "familia".

(Ya dije yo que los pictos despiertan la imaginación)

La hora de la guerra

Antes de pelear, comían y bebían, ya que durante la contienda debían "ganarse el hidromiel". De todas formas, todos los guerreros portaban sueros (proteína de leche), caldo y leche. En ese momento, se realizaban los rituales. Los druidas, con máscaras de cuervo, ofrendaban los sacrificios y realizaban las profecías. Los guerreros compartían su sangre y tomaban una roca. Esta roca era colocada cuidadosamente una encima de otra. Sólo los que volvían vivos sacaban una roca al volver. Luego, enarbolaban sus banderas y símbolos totémicos (algunos hablan de una proto-heráldica), y se preparaban para la matanza.

En ese momento, los bardos cantaban los brosnachadh catha, la canción de guerra. En ella, se recordaba a los antepasados y se maldecía a los enemigos. Cuando éstos últimos se acercaban, comenzaban las trompetas. Los bardos no peleaban, pero estaban en el frente inmortalizando las acciones de los héroes y burlándose de los cobardes.

La formación básica era el shiltron, donde un soldado con espada corta y escudo toma la delantera, mientras que su compañero sostenía una lanza desde atrás y lo cubría.

No les gustaba preparar la batalla con antelación, y los estrategas analizaban todo en el momento de la contienda. Se arrojaban en raids de saqueo y la sorpresa era el elemento decisivo. La rapidez y el ahorro de sangre en la victoria eran cruciales, porque así evitaban una respuesta. La rapiña era un "deber cívico".

El éxito se medía por las decapitaciones, saqueos y la cantidad de esclavos recogidos. El Rey tiene la obligación de repartir con justicia para agradar a los bardos y a los guerreros.

La línea del frente estaba ocupada por los campeones. La guerra psicológica se desarrollaba en los combates singulares. La muerte de un picto debía ser gloriosa. Sin embargo, no eran estúpidos. Cuando iban perdiendo se retiraban para volver en el futuro con más fuerza.

(La clásica imágen de los pictos no muestra mucha vestimenta)

Vestimenta

Utilizaban generalmente túnicas coloreadas y zapatos de cuero. Llevaban las piernas al descubierto y tenían un inmenso gusto por la plata. Como preferían la agilidad y las proezas físicas, no utilizaban armaduras. A lo más, de cuero. Su estética buscaba parecer valiente y honorable, por lo que despreciaban las armaduras que para ellos eran símbolo de cobardía.

Tenían el pelo muy largo, y llevaban tatuajes por todo el cuerpo. Las figuras eran bestias y símbolos abstractos, llamados por los monjes "diabolo instinctu". Se piensa que se trataba de totems.

Los tatuajes fueron prohibidos por el sínodo de Calcuta y aceptados por la iglesia picta en el año 717, pero no todos respetaban esta norma.

(Guerrero picto emborrachándose)

La buena vida


Lo que más le gustaba a los pictos eran las fiestas, y lo que más despreciaban eran los impuestos. En sus eventos sociales, que se desarrollaban en las fechas de Samhain, Imboll, Beltane, Lughnasad o luego de batallas exitosas, salían a cazar con caballos y lanzas. Luego celebraban enormes banquetes, en que se realizaban cuidadosos ceremoniales tan complejos que normalmente se interrumpían y comenzaba una pelea. Estas riñas se producían principalmente por la distribución de la "porción heroica" de la comida, que había que disputarla entre héroes y jefes.

Los cronistas cuentan que eran "inmoderados a la hora de comer y beber". Los jefes ganaban una excelente reputación por servir buen whisky. El trabajo de cata estaba en manos de los bardos, que luego de emborracharse adulaban o criticaban el licor.

Se valoraba en estas ocasiones el sentido del humor y la conversación inteligente. Los pictos eran sarcásticos a más no poder, lo que molestaba mucho a los extranjeros, ya que siempre hablaban en acertijos e ironías.

La música estaba a cargo de los bardos, quienes tocaban pecusión, lira, harpa, flauta (bodhran), o el tin whistle (crwth-clarsach).

La religión

Originalmente, el paganismo era parecido al de otros pueblos celtas. En su panteón la naturaleza era sagrada, y todo irradiaba magia. La magia era una importante conexión con el entorno y los animales. Por eso sus tatuajes eran tan realistas, por la conexión que sentían hacia las bestias. El Brude Mac Leon era la religión que unificaba a la gente. Existían unos brujos especiales llamados los "susurrantes de caballos", que dominaban a los animales mediante la magia.

¿Peleaban desnudos?

Se tiende a pensar que sí. Esto responde a las siguientes razones:
  1. Los hacía más difíciles de agarrar.
  2. Se activaba la magia de sus tatuajes.
  3. Era más difícil infectarse con las heridas que con ropa sucia.
  4. Sus cuerpos tatuados y gestos amenazadores aterraban al enemigo.
¿Peleaban las mujeres?

Sí. De hecho en las leyendas e historia hay una multitud de mujeres guerreras e incluso jefas militares. El mismo héroe mítico Cuchulainn fue entrenado por una mujer, Scatha. Sin embargo, con la llegada del cristianismo, el abate Adomnan contempló el horror de las mujeres asesinadas con sus hijos en brazos, mujeres embarazadas peleando y jovencitas violadas. Esta situación le impactó de tal forma que promulgó la "ley de los inocentes" en el sigo VII, que fue ratificada por los reyes pictos. Se discute si tal ley prohibía que las mujeres pelearan o, simplemente, "no las obligaba". Me inclino por la segunda teoría, ya que las pictas eran conocidas por su violencia.

(Scatha enseñando a Cuchulainn técnicas de guerra. Hay un romance trágico por ahí, pero eso es otra historia)

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Los normandos

De orígenes vikingos, se han establecido en Normandía (actual Francia), al norte de Siria (Antioquía) y también en las islas que conforman Inglaterra, Irlanda y Escocia. Su capacidad de adaptación cultural y la piedad cristiana los distingue notablemente de sus antepasados, sin embargo la ferocidad en la lucha, acompañada de una importante disciplina militar, los convierte en soldados temibles. Tendían a adoptar los mecanismos legislativos y económicos más avanzados donde se situaran (feudalismo carolingio o burocracia bizantina son ejemplos), y a desarrollar sus establecimientos en un marco de eficiencia y tolerancia.

Los daneses

En el momento en que se desarrolla la historia, la parte sur de este país vikingo está bajo el dominio del rey Harald, aunque hay señoríos que se oponen a su dominio y se enfrentan a él con la fuerza de las armas. Sobre todo, clanes en que familias poderosas dominan grandes ejércitos que han demostrado valía y fuerza.

Esta época observa un asentamiento "más tranquilo" en su propio territorio, en contraposición con el siglo IX, fuertemente expansionista. Luego de haber sido frenados en Inglaterra por Alfredo el Grande, se dedicaron a cultivar sus propias tierras y a vivir del comercio. Esto, en gran parte, viene de la mano con la falta de ambición que promueve el cristianismo.

Ciudades

Las ciudades (foris-burgus) eran escasas, pero libres. Inmersas en los territorios de un feudo, pero estaban compuestas por mercaderes errantes, viajeros y obreros pagados, que habitaban en los faubourgs (arrabales) o portus (puertos). En general, eran hijos de campesinos que para aliviar la carga económica de sus padres debieron abandonar sus tierras. Recordemos que había áreas muy pobres y sobrepobladas. Decidieron llevar una vida de hombres libres y existir bajo sus propias leyes.

Las urbes desarrollaron tempranamente un Ius Mercatorum, o Derecho Comercial propio. Los mercaderes elegían árbitros entre los piepowders (viajeros de pies polvorientos), para dictar sentencias en base a un sistema jurídico basado en el Derecho Internacional.

Pronto se hizo necesario proteger sus viviendas, así que decidieron construir grandes muros. Esto se financiaba de dos formas: con las multas que imponían los tribunales urbanos (véase arriba), pero principalmente gracias al sistema de cuotas proporcionales al ingreso que se amasaban para fines comunes.

Los señores laicos eran benévolos con los comerciantes que se establecían en sus tierras, y les permitían llenar sus arcas a gusto. Los obispos, en cambio, eran brutales. Hubo numerosas insurrecciones contra los obispos que se establecían en las ciudades o en los que dominaban feudos bajo los abusivos principios de la jerarquía eclesiástica.

Economía y Feudalismo


Basada principalmente en el sistema feudal, donde un señor que domina las tierras tiene en su poder a los vasallos, quienes a cambio de tierras y protección deben cumplir obligaciones basadas en impuestos de grano, servicios militares y utilizar solamente las instalaciones del señor (poyas) para la producción de trigo y cerveza, ya que son los dos suministros más importantes para vivir.

La Iglesia dominaba en lo religioso, e incluso prestaba dinero a los señores fieles en tiempos de hambre. Los feudales donaban tierras a la cristiandad y nombraban a los párrocos. Toda fortuna debía ser en servicio de Dios, por lo que era común la vida austera. Además, las utilidades extra representaban un estorbo, así que se producía de acuerdo a las necesidades básicas.

Cada dominio tenía cortes territoriales presididas por el villicus (alcalde). Utilizaban el derecho consuetudinario, es decir, regía la tradición.

A pesar del avance bélico de los reinados cristianos, la piratería y el saqueo constante entre etnias escandinavas que se expandían hacia diversos rincones de Europa en busca de tierras, mujeres y botín, había una cierta tranquilidad en lo económico. Es más, la navegación escandinava vigorizó notablemente el comercio. Por esta razón, el mercado en los mares del norte tenía una importancia no menor. Muchos judíos recorrían las costas en busca de buenos negocios, principalmente telas, piedras y metales preciosos. Las especias eran muy cotizadas, sobre todo la pimienta.

El sistema monetario tenía su bases en la moneda de plata, sistema heredado de Carlomagno. Mucha gente se reunía en mercados a lo largo de toda Europa en busca de provisiones, en general estos eventos reunían a amplias masas de población. Esto era mal visto a los ojos de la Iglesia, que condenaba el interés por las riquezas. En las tiendas se fomentaba la prostitución y el juego. Los hombres temerosos de Dios creían fervientemente en una vida sencilla sin lujos. Incluso los banqueros más ricos al morir daban la mayor parte de sus riquezas a los pobres antes de morir, para expiar el daño que causaba su ambición.

Bizancio


La cosmopolita ciudad que desde hace cinco siglos domina el comercio por los Balcanes hacia Europa oriental, llamada con tantos nombres durante la historia (Constantinopla, Estambul, etc...), está en estos años bajo el imperio de la dinastía macedónica. Sus gobernantes de origen armenio luchan por mantener el poder, obtenido mediante numerosas intrigas y traiciones.

El gobierno recae en Romano II Porfirogeneta, quien decidió tomar por esposa a una tabernera. Aunque amante del vino y los placeres, gustos que su pueblo de tan diversos orígenes compartía en gran parte, fue sabio en la elección de sus ministros. Logró reconquistar Creta, Nicea y vencer a los vikingos liderados por Igor. Su salud, sin embargo, no le acompaña, y se dice que está moribundo.

¿Le seguirá Nicéforo Focas, el Bacileus que comandó los ejércitos victoriosos? Los chismes palaciegos comentan que la emperatriz, por si a alguien le interesa, se entrega en secreto a los brazos del orgulloso capadocio.

Roma

Un detalle interesante es que en esta época el papado vivía un período llamado “pornocracia”, en que los Sumos Sacerdotes tendían al más descarado desenfreno moral. La tiara papal la llevaba el joven Juan XII, conocido por la historia como el Papa más corrupto de todos. En esta época a duras penas tiene 19 años. Coronó a Otón I como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Con tan poderoso aliado, se dedicó a dirigir guerras y persecuciones mientras que los palacios vaticanos se asemejaban a verdaderos burdeles. Se dice que cometió incesto con su hermana y madre, entre otras aberraciones. Otón decide entrar en Roma y deponer al Papa. Los jugadores, si se interesan en este tema, estarán pendientes de las habladurías.