miércoles, 4 de noviembre de 2009

Jutlandia

(Click en la imagen para expandir)

Península inmersa en las frías aguas del Mar Báltico. Esta zona vikinga actualmente corresponde a Dinamarca. En aquellos años el rey de los daneses, Harald Blåtand, avanzaba con sus tropas por Escandinavia propagando el cristianismo y unificando a su pueblo bajo la cruz, bajo el consejo de los religiosos germánicos, principalmente Poppo El Monje, quien sufrió el hierro ardiente para poder convencer al Rey danés de los poderes que otorgaba la fe cristiana. La resistencia del sacerdote ante el fuego significó la conversión de Harald “Dienteazul”, sobrenombre que nació por una confusión entre Blåtand y Bluetooth (por esto, en la computación, este último nombre lleva por insignia una runa).

Los enemigos políticos del monarca no veían esta religión con buenos ojos. Además, el nuevo rey era el primer danés en recibir esta potestad de forma hereditaria, pues la costumbre mandaba a que se debía combatir por el trono. Por su parte, la gente sencilla aclamaba a Harald como a un gobernante justo, aunque la gran mayoría de sus fieles siervos jamás abandonaron sus creencias politeístas.

Dinamarca, como su nombre lo indica, era el “límite en que habitaban los daneses”, feroces combatientes que no aceptaban una invasión. Topaba al sur con la Sajonia, sección noreste del Sacro Imperio Romano Germánico. Numerosas marcas de fuertes amurallados protegen los límites. El Imperio Bizantino, con su pompa y lujo, se mantenía muchísimo más al sur. Allende el Mar del Norte y el Báltico, fronteras septentrionales otorgadas por la naturaleza, los pueblos vikingos continuaban viviendo bajo el imperio de la tradición. En las actuales Noruega y Suecia se asentaban miles de clanes familiares con líderes guerreros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario